miércoles, 18 de febrero de 2009

No hay final para todo lo que se puede escribir, ni hay final para todo lo que uno puede llegar a entender de un modo intelectual.


Rindo honores al Completamente Despierto,
el maestro supremo que enseñó
la doctrina del origen relacionado,
la dichosa cesación de las construcciones fenoménicas del pensamiento.
Dentro de ésta, cada suceso se caracteriza porque:
no hay origen, no hay extinción,
no hay destrucción, no hay permanencia,
no hay identidad, no hay diferenciación,
no hay algo que llegue a ser ni algo que deje de ser.

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