lunes, 21 de marzo de 2011

TRANSICIÓN GOBIERNO DE TIBET EN EL EXILIO

DHARAMSALA, India — Decenas de miles de tibetanos en el exilio elegían este domingo a un nuevo primer ministro, que con el tiempo podría encarnar la lucha por la libertad de este pueblo en China tras la decisión del Dalai Lama de renunciar a sus prerrogativas políticas.

A sus 75 años, el Dalai Lama anunció la semana pasada su intención de renunciar a su papel político como jefe del movimiento de los tibetanos en el exilio, esencialmente simbólico, y de transmitir sus responsabilidades a un nuevo primer ministro con más poderes.

Unos 85.000 electores de 13 países designarán a un nuevo primer ministro, conocido como el Kaon Tripa. El favorito, de 43 años, es un diplomado por Harvard y especialista en derecho internacional llamado Lobsang Sangay. Frente a él hay otros dos candidatos.

"La gente ve en mí a alguien a la vez anclado en la tradición y moderno", declaró el viernes a la AFP. Para el actual primer ministro, Samdhong Rinpoche, un monje elegido en 2001 que no se vuelve a presentar al puesto, "las elecciones siempre son importantes, pero esta vez coinciden con la transición".

"El nuevo líder tendrá muchas más responsabilidades", declaró recientemente a la AFP. Los resultados de la votación se conocerán a finales de abril. Esta transición es considerada necesaria pero arriesgada, según los observadores, que se preguntan si el sucesor tendrá la misma influencia, sobre todo en el extranjero, que el Dalai Lama.

El martes, en un debate histórico en el parlamento tibetano en el exilio, la mayoría de la asamblea de 47 miembros se opuso a la decisión del Dalai Lama de abandonar sus funciones políticas, porque, como buena parte de la opinión pública tibetana, estima que la lucha de esta comunidad puede quedar malparada.

El jueves, el Dalai Lama rechazó los llamamientos a reconsiderar su decisión y afirmó que era la "mejor (...) a largo plazo". Su retirada política necesita el visto bueno del parlamento, pero puede tardar semanas en llegar debido a la divergencia de opiniones de los parlamentarios.

El premio Nobel de la Paz, designado Dalai Lama cuando tenía tres años, se tomó una semijubilación en 2001, cuando fue elegido por primera vez un primer ministro, con lo que el parlamento ganó en responsabilidades.

"Hoy han transcurrido diez años desde mi semijubilación. Ha llegado la hora de una jubilación completa", argumentó.

Según él, la transmisión progresiva del poder debería servir de ejemplo a los dirigentes autoritarios que se aferran al poder, dijo, citando a los dirigentes del partido comunista chino. Sin responsabilidades políticas, el Dalai Lama espera tener "más tiempo para dar conferencias y viajar a diferentes partes del mundo".

El líder espiritual de los tibetanos en el exilio aseguró sin embargo que seguirá "plenamente comprometido en la lucha por la justicia de los tibetanos". Execrado por Pekín, que lo considera un peligroso separatista, el premio Nobel de la Paz asegura defender una estrategia conciliadora con China, un "camino medio" que aboga por una simple "autonomía cultural".

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