jueves, 29 de septiembre de 2011

DEMOCRACIA Y REENCARNACIÓN

Ante la escasa y mala información que nos llega del proceso que sigue el pueblo tibetano en el éxilio, reproduzco una carta de Lama Wangchen que participa en el parlamento tibetano. Mientras tanto el gobierno de Bejing "exige" al Dalai que no se reencarne (?) ¡Muchos Tashi Deleks desde Dharamsala! Esta semana seguimos con las reuniones entre parlamentarios y ministros de la Administración Tibetana en el Exilio. Debido a la renuncia al poder político por parte de Su Santidad el Dalai Lama, es necesario hacer cambios en la constitución tibetana, por lo que estamos debatiendo punto por punto para consensuar un texto final que refleje la nueva situación. Eso lleva su tiempo. Mañana dedicaremos la sesión parlamentaria a la memoria de nuestro querido compañero Gyalrong Dawa Tsering que falleció esta madrugada, inesperadamente, de un ataque al corazón. Ha sido una gran pérdida, pues Gyalrong Dawa Tsering ha dedicado toda su vida en el exilio a luchar por las aspiraciones del pueblo tibetano. Por otro lado, Su Santidad el Dalai Lama ha estado reunido durante tres días con los máximos representantes de las escuelas budistas tibetanas para tratar el tema de su reencarnación. Participaron de las reuniones S.S. Sakya Trinzin, cabeza de la escuela Sakya; S.S. Karmapa, cabeza del linaje Kagyu; S.S. Ganden Tripa Rizong Rimpoché, cabeza de la escuela Gelug; Shechen Rabjam Rimpoché, cabeza de la escuela Nyingma; y S.S. Lungtok Tenpai Nyima, líder espiritual de la tradición Bön, entre otros. Estas reuniones han ocurrido dentro del marco de la 11ª Reunión Bianual de Líderes Religiosos que se celebra para armonizar entre las escuelas. Como sabéis, el Gobierno de China teme esas reuniones y no deja de criticar últimamente a Su Santidad por las declaraciones que ha hecho sobre su reencarnación. Podéis ver los detalles de la declaración de Su Santidad (en este enlace http://www.casadeltibetbcn.org/blog-noticias/?p=4747) y las reacciones del gobierno chino (en este enlace http://www.casadeltibetbcn.org/blog-noticias/?p=4767 ). La situación en el Tíbet sigue siendo muy grave y llena de tensiones, aunque no salga mucho en la prensa. Dos jóvenes monjes tibetanos del monasterio de Kirti, en la provincia de Amdo, se inmolaron el pasado lunes 26 de septiembre para protestar contra las políticas chinas, la falta de derechos humanos y libertad religiosa de los tibetanos, y para pedir que se permita volver al Tíbet al Dalai Lama. Uno de los chicos ha muerto y otro está en estado grave. Una lastimosa noticia que, ojala, no vuelva a repetirse. Este hecho ha sido llevado al Parlamento Europeo por la diputada Kristina Ojuland, de Estonia, quien destacó que en lo que va de año ya se han producido cuatro auto-inmolaciones para protestar contra las políticas represivas de China. La diputada Ojuland ha instado a la Unión Europea a prestar una atención más rigurosa a los derechos humanos en el Tíbet y a apoyar al pueblo tibetano, además de mostrar su preocupación por la repatriación de refugiados tibetanos por el gobierno de Nepal. Un gobierno, que como sabéis, sigue las directrices de China. La buena noticia, una vez más, es que Su Santidad el Dalai Lama tiene una increíblemente buena salud y los próximos días 1, 2, 3 y 4 de octubre dará una enseñanza sobre Nagarjuna, a petición de un grupo de taiwaneses, en el templo principal de Dharamsala. Ya se acerca la fecha de mi regreso a casa: el próximo martes 4 de octubre llegaré a Barcelona. Os echo de menos a todos. Hasta pronto y muchas gracias por vuestro apoyo. Thubten Wangchen

lunes, 26 de septiembre de 2011

RIGPA

Sogyal Rimpoché, un importante maestro budista, nos explica la diferencia en entre el “Sem“, o la parte caprichosa, dual e infantil de nuestra mente, y el “Rigpa“, oculta dentro del sem, primordial y pura. Del Libro tibetano de la Vida y la Muerte El descubrimiento todavía revolucionario del budismo es que la vida y la muerte están en la mente, y en ningún otro lugar. La mente se revela como base universal de la experiencia; creadora de la felicidad y creadora del sufrimiento, creadora de lo que llamamos vida y de lo que llamamos muerte. La mente tiene numerosos aspectos, pero hay dos que destacan. El primero es la mente ordinaria, la que los tibetanos llaman sem. Un maestro la define así: «Aquello que posee conciencia diferenciadora, aquello que posee un sentido de la dualidad, es decir, que aferra o rechaza algo externo, eso es la mente. Fundamentalmente, es aquello que podemos asociar con un “otro”, con cualquier “algo” que se percibe como distinto del perceptor». Sem es la mente dualista, discursiva y pensante, que sólo puede funcionar en relación con un punto de referencia exterior proyectado y falsamente percibido. Así pues, sem es la mente que piensa, hace planes, desea y manipula, que monta en cólera, que crea oleadas de emociones y pensamientos negativos por los que se deja llevar, que debe seguir siempre proclamando, corroborando y confirmando su «existencia» mediante la fragmentación, conceptuación y solidificación de la experiencia. La mente ordinaria es la presa incesantemente cambiante e incambiable de las influencias exteriores, las tendencias habituales y el condicionamiento: los maestros comparan a sem con la llama de una vela en un portal abierto, vulnerable a todos los vientos de la circunstancia. Desde cierto punto de vista, sem es parpadeante, inestable y ávida, siempre entrometida en asuntos ajenos; su energía se consume en la proyección hacia fuera. A veces me la imagino como un frijol saltador mexicano o como un mono encaramado a un árbol que brinca incansable de rama en rama. Sin embargo, vista desde otro ángulo, la mente ordinaria posee una estabilidad falsa y desanimada, una inercia autoprotectora y pagada de sí, una calma pétrea hecha de hábitos arraigados. Sem es tan taimada como un político corrompido, escéptica y desconfiada, ducha en astucias y trapacerías, «ingeniosa en los juegos del engaño», como escribiera Jamyang Khyentse. Es dentro de la experiencia de esta sem caótica, confusa, indisciplinada y repetitiva, esta mente ordinaria, donde una y otra vez sufrimos el cambio y la muerte. Luego está la naturaleza misma de la mente, su esencia más íntima, que es siempre y absolutamente inmune al cambio y a la muerte. Ahora se halla oculta dentro de nuestra propia mente, nuestra sem, envuelta y velada por el rápido discurrir de nuestros pensamientos y emociones. Pero, del mismo modo en que un fuerte golpe de viento puede dispersar las nubes y revelar el sol resplandeciente y el cielo anchuroso, también alguna inspiración puede descubrirnos visiones relámpagos de esta naturaleza de la mente. Estos vislumbres pueden ser de diversos grados e intensidades, pero todos proporcionan alguna luz de comprensión, significado y libertad. Ello es así porque la naturaleza de la mente es de por sí la propia raíz de la comprensión. En tibetano la llamamos Rigpa, una conciencia primordial, pura y prístina que es al mismo tiempo inteligente, cognoscitiva, radiante y siempre despierta. Se podría decir que es el conocimiento del propio conocimiento. No hay que caer en el error de suponer que la naturaleza de la mente es exclusiva de nuestra mente sólo. De hecho, es la naturaleza de todo. Nunca puede subrayarse demasiado que conocer la naturaleza de la mente es conocer la naturaleza de todas las cosas.

jueves, 22 de septiembre de 2011