Un día Buda iba a dar una charla especial; miles de sus seguidores habían acudido desde muy lejos. Cuando Buda apareció, tenía una flor en sus manos. Transcurría el tiempo, pero Buda no decía nada; simplemente miraba la flor. La multitud se fue incomodando, pero Mahakashyapa, sin poder refrenarse por más tiempo, se rió.
Buda se dirigió hacia él y le dió la flor diciéndole a la multitud: “Yo poseo la clave de la verdadera enseñanza. Todo lo que puede ser dado a través de las palabras, os lo he dado, pero con esta flor le estoy dando a Mahakashyapa la clave de la enseñanza.”
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